9 de mayo de 2013

#examenORL

Hoy he tenido el examen de ORL, solamente dos días después de hacer el examen de Dermatología. La verdad es que, al contrario de lo que se decía para el anterior, en esta ocasión los rumores de dificultad/facilidad del examen era totalmente diferentes. Todos los alumnos de años anteriores hablaban del examen de diferentes maneras, pero todas con un punto de vista común: el alto grado de dificultad.

Desde la publicación de la convocatoria de examen, todos los que teníamos que presentarnos a la prueba estábamos bastante "mosqueados" por el criterio del 75%. Para todos aquellos que no sepan de lo que hablo me explico. En la UAM, y no se si en otras universidades también, existe la política de que en los exámenes del segundo ciclo de la carrera se aprobarán con el 70-75% de la media de las diez mejores puntuaciones obtenidas. Esto supone que si hay diez personas que sacar un 10, la nota de corte para el aprobado se queda en un 7-7,5. Como se puede imaginar, todos aquellos alumnos que no gozamos de la excelencia académica vivimos relativamente pendientes de las notas de corte de cada uno de los exámenes, sabiendo que salir satisfecho de un examen nunca asegura una puntuación suficiente. El mosqueo que menciono en relación con el 75% tiene que ver con que en esta ocasión, en vez de ser la media de las diez mejores puntuaciones, tomaban la media de las cinco mejores, lo cual, cierra el cerco de una manera más acusada y favorece las posibilidades de una mayor nota de corte. Aun así, y como he dicho en ocasiones anteriores, no hay que perder el optimismo de cara a los exámenes. Que no cunda el pánico.

En la puerta del examen, podía verse en la cara de más de uno que el pánico ya había entrado a formar parte de su estado en ese momento. Los nervios eran palpables y los comentarios de los compañeros no animaban nada, pero aun así había que aferrarse al pensamiento de que "si lo han sacado otros con anterioridad ¿por qué iba a ser yo menos?". Pues bien, entramos en el examen, con el correspondiente protocolo de identificación cómo si fuésemos a entrar en la base del Cuerpo de Inteligencia de los EEUU  y nos sentamos a esperar qué es lo que nos depara el examen.

Empiezo a leer y me doy cuenta (una vez más) del poco caso que debe hacerse a la rumorología de la universidad. No era un examen regalado, pero sí es verdad que era un examen que se adaptaba al temario explicado en clase y a las indicaciones de que se nos habían dado de estudio. Empezamos a rellenar el test inicial y después nos permiten salir a descansar para pasar a hacer posteriormente a hacer las preguntas de desarrollo escrito. Las caras empiezan a mejorar. Empieza a haber un halo de confianza en todas aquellas personas que parecían temer por su futuro con este simple examen. Llega el desarrollo, y tampoco sorprende demasiado. Salimos, y buenas sensaciones en la mayoría.

Otro examen más u otro menos según se mire. No quisiera terminar el post sin hacer una mención especial y una recomendación que creo que me ha sido de utilidad a lo largo de la preparación del examen. Lo primero, destacar la labor docente de una de las doctoras que se ha encargado de impartir la docencia en mi hospital a lo largo del cuatrimestre. Es de agradecer la accesibilidad que nos ha brindado a los alumnos para solucionar cualquier tipo de duda, tanto dentro del hospital como en el mundo 2.0. Y lo segundo, relacionado con los primero, es dar a conocer el blog de Aprende Otorrino. En él podréis encontrar multitud de post relacionados con ORL pero sobre todo, encaminados a hacer un estudio sistemático y ordenado de las principales patologías de esta especialidad. Muchas gracias Almudena.

Sin más, acabamos aquí para seguir con el estudio de Reumatología y tachar en el calendario un día más para ver como se acerca el ansiado verano.




A.




6 de mayo de 2013

Inicio de temporada de exámenes

Como otro cuatrimestre más, empezamos una jornada de exámenes con nervios, mucha carga de estudio y ganas de que termine lo antes posible intentando no darnos cuenta de qué ha pasado. Estas semanas en las que no he publicado ningún post he estado cubriendo el trabajo que no he hecho durante el cuatrimestre, que no es poco, pero poco a poco parece que las cosas van saliendo adelante.

Esta vez ha tocado empezar con el examen de Dermatología. Es una asignatura bastante extensa en mi universidad, con unos 40 temas sobre todo tipo de enfermedades y fotografías capaces de quitarle el hambre a cualquiera que se preste. Después de un intenso fin de semana de repaso, la verdad es que puedo decir que no ha ido mal.

A raíz del examen me he dado cuenta de una actitud que suele pasarnos a la mayoría de los estudiantes, por lo menos en mi facultad, al salir de un examen: el pesimismo.

Desde siempre hemos sido los mejores de nuestras clases, destacando en el colegio y en el instituto, con mayor o menos esfuerzo. Hemos ido preparados a los exámenes con la intención de bordarlos y casi siempre había sido así hasta llegar a la universidad. Cuando nos enfrentamos a nuestros primeros exámenes de la universidad lo hicimos con nerviosismo y desorientación, sin saber muy bien si íbamos preparados correctamente o si el estudio que habíamos llevado a cabo valdría lo suficiente como para aprobar. Nos empezamos a llevar nuestros primeros suspensos a casa, nuestras primeras desilusiones por haber estudiado algo y no haber obtenido los resultados esperados. En definitiva, empezamos a no ser los mejores y no es algo fácil de asimilar.

Estábamos acostumbrados a la perfección, a salir de un examen y saber a ciencia cierta que ese examen tendría una puntuación, sino la máxima, por lo menos bastante alta. Sin embargo, en la facultad empezamos a darnos cuenta de que no todo pueden ser dieces.

El examen de hoy puedo decir que no ha sido un examen fácil. Puedo decir que todos esperábamos quizá un examen más "de andar por casa", guiado por los comentarios y rumores de alumnos que ya habían hecho el examen en años anteriores y les había resultado muy fácil en su momento. Sin embargo, al empezar a pasar las hojas del examen, en vez de encontrar la asociación clara de la Dermatitis Herpetiforme con la intolerancia al gluten, o las lesiones papulosas, púrpuras, poligonales y pruriginosas del Liquen plano, nos hemos encontrado con nombres que ahora mismo no sé ni escribir sobre alérgenos en relación con una dermatitis que le aparece a un hombre en relación con sus zapatos, y varias perlas de estas a las que la UAM nos tiene más que acostumbrados.

No ha sido un examen fácil para ninguno creo, pero sinceramente, y le pese a quien le pese, es un examen que también ha tenido varias preguntas asequibles para el menos docto en la materia. Hubiese sido de agradecer que las preguntas consideradas difíciles estuviesen dentro del temario oficial de las asignatura, claro. Pero también hay que reconocer que seguramente no nos ha salido tan mal como puede habernos parecido en un principio.

Al salir del examen, todo eran caras negativas, de horror y pánico, de desilusión. La gente no paraba de comentar las preguntas más horribles de las 100 que se nos han presentado. Pero nadie comentaba las preguntas que habían sido muy obvias y asequibles. Y a eso me refiero cuando digo que somos unos estudiantes bastante pesimistas en nuestra gran mayoría.

Cuando salen las notas, de repente y sin saber cómo, los que escuchaste decir "¡Qué mal me  ha salido!" tienen un 9 al lado de su nombre en el tablón, o por lo menos gozan del privilegio de un aprobado. Sinceramente no creo que salgan del examen diciendo eso y pensando por dentro lo bien que les ha ido. Creo que es la inseguridad la que se apodera de nosotros cuando salimos de un examen que no hemos bordado, porque siempre hemos estado acostumbrados a sacar las mejores notas, sin saber que entre el 10 y el 5 hay un amplio margen y que una nota intermedia es igualmente buena.

Por el momento solamente queda seguir estudiando y esperar salir de los exámenes que vienen por delante con la sensación de haber dado todo lo que se podía dar y, salgan bien o salgan menos bien, intentar exigirnos menos de lo que lo hacemos de vez en cuando, porque esta bien ser autoexigente, pero está mejor ser realista con uno mismo.



A.