16 de febrero de 2014

Simulacro 4

Empieza el fin de semana y, mientras la gente aprovecha el descanso para salir de Madrid, o bien quedarse en casa tranquilamente, yo me levanto la mañana del sábado con el pensamiento en la cabeza de tener que dedicarle parte de ese día a hacer otro simulacro más. 

Esta vez sí, decidí que podía y debía hacerlo en la sede, para retomar al 100% la metódica y circunstancias que recrean el escenario del MIR. Y tanto es así, que al no llegar al primer llamamiento a las 15.30h., me toca esperarme hasta menos cuarto para poder entrar en el aula. Tanta formalidad me sorprende y decido hacer un último chequeo a las redes, antes de meterme de lleno en cinco horas seguidas con el móvil en modo avión. Me llaman, me dan el examen, tomo asiento y espero a que den el pistoletazo de salida.

Empiezo como de costumbre, contando las páginas y yéndome a la primera pregunta sin imágenes para empezar a contestar. "Digestivo. Empezamos fuerte..." A pesar de no haberla dado aun en la academia, me noto con más fluidez que en el simulacro anterior. Me cruzo con el Pylori por el camino y me encuentro de lleno con el hígado, temario que por lo visto debe ser importante, porque en cada simulacro aparecen unas diez preguntas... Termino ese bloque y llego a Endocrino. En este caso pasa lo contrario, ya que a pesar de haber dado ya la clase de primera vuelta, me topo con algunas cosas que me cuesta razonar "Venga, arranca, que estás muuuuy disperso". Pasamos a Neuro y me vuelvo a frenar un poco. Todo me suena pero todo por igual. Dudo mucho y al final me decido a responder sin mucha seguridad pero aplicando los consejos que ya tengo más o menos entrenados "Dos muy parecidas, busca el matiz. Dos contrarias, entre ellas está la buena..." Sigo con la estrategia dejando al margen los conocimientos puramente médicos y así llego a Cardio. "Esto sí que es empezar fuerte". Voy cogiendo soltura y respondiendo con más decisión. Llego a la 85 y me pongo a pasar a la plantilla. Descanso, tomo aire y sigo al siguiente bloque.

Voy avanzando con la misma planificación de siempre. Otras 50 preguntas, y pasar a la plantilla. Aunque esto me sirve de descanso, cuando han pasados dos horas de examen, empiezo a notar ese cosquilleo en la parte baja de mi abdomen y me doy cuenta. Me meo. Necesito salir al baño y aprovecho para lavarme la cara y despejarme un poco. Bebo algo de agua y vuelvo al aula. Ahora es cuando me pongo con las de reserva y me como mi insonoro sandwich. Y digo insonoro porque después de cuatro simulacros parece que algunas personas no han captado el concepto de "comida silenciosa" y deciden pelearse con el envoltorio más ruidoso que encontraron en la tienda de la esquina, para poder llevarse algo a la boca. 

Continúo igual y llego a bloques en los que me encuentro muy cómodo, como Hematología, Pediatría o Urología. Noto que las contesto con decisión, prácticamente seguro de estar acertando en la elección. Aparecen bloques hasta ahora desconocidos, como Geriatría o Anestesia. En ésta última, me encuentro con un enunciado interminable y decido poner en práctica un nuevo consejo "Léete la última parte de la pregunta, las respuestas y mira a ver si sacas algo en claro.... Hostia, esto es una Hipertermia Maligna 100%." Y efectivamente me doy cuenta de que he ganado ese pulso y respondo sin leerme más que cuatro cosas del enunciado. Y así, con técnicas de lo menos científicas, llego a las imágenes y las respondo como en simulacros anteriores. "No mires la imagen, no la mires..." En algunas no me hace falta, pero aun así le hecho un ojo para estar más seguro. En otras ni con la imagen. Las paso a la plantilla, recojo mis cosas y me largo.

Mientras bajo las escaleras me doy cuenta de que estoy mucho menos cansado que en los anteriores. Que he aguantado y no he llegado al final con la lengua fuera. No sé si será porque me ha parecido un simulacro más fácil en comparación con el anterior, o simplemente que ya me voy haciendo a esto de estar durante cinco horas con el culo apoyado en la silla sin levantarme más que para un pis rápido. Salgo contento sabiendo que, independientemente de los resultados, he dado un paso más hacia delante y ahora parece que soy capaz de acabar el examen como una persona humana y no como un Caminante.


A.

11 de febrero de 2014

Rotando por Atención Primaria

Como ya dije en una entrada anterior, este último curso de la carrera, en la Autónoma, tenemos una rotación obligatoria por el centro de salud para poder hacernos una idea de cómo es la Atención Primaria en nuestro país. Creo que la idea no es mala, ya que los estudiantes, que prácticamente realizamos todas nuestras prácticas en hospitales de tercer nivel, no tenemos una idea mucho más definida que cualquier paciente que pueda pasar por el centro de salud para ver a su médico de cabecera.

La rotación se organiza durante tres semanas, en las cuales se pretende que pasemos por las diferentes secciones del centro de salud (medicina de familia, pediatría, extracciones, urgencias, atención domiciliaria...). A priori, se nos asigna un tutor en un centro de salud adscrito a la universidad y luego, una vez dentro del ambulatorio, vamos pasando por los sitios donde se pueda.

Desde que empecé la carrera, nunca me he sentido atraído por la Atención Primaria, y esta rotación no ha hecho más que confirmarme que prefiero con creces la atención del hospital. Como en todo, ha tenido sus puntos favorables y sus puntos desfavorables desde mi punto de vista, pero en mi caso que me gusta mucho el paciente agudo, el centro de salud me ha terminado pareciendo bastante aburrido.

Empecé rotando en Medicina de Familia, viendo pacientes tanto jóvenes como mayores, aquejados tanto de patologías crónicas que requerían control (HTA, DM, IRC...) como de patologías agudas (faringoamigdalitis, sinusitis, gripe, esguinces...). La verdad es que he visto una consulta variada, en la que si tengo que destacar algo que me ha llamado la atención, ha sido la cantidad de pacientes que acuden en busca de que alguien les escuche. Muchos de ellos, aparte de requerir medicación ansiolítica o antidepresiva, lo que verdaderamente venían demandando era una persona a la que contarle que su relación de pareja no estaba pasando por su mejor momento, o que su trabajo estaba empezando a afectar su vida personal, o que los problemas económicos le tenían agarrado por el cuello... Me ha parecido que el papel del médico iba más allá de lo puramente médico. Llegaba a meterse verdaderamente en la familia, conociendo completamente su estructura y situación, con todo lo que ello conlleva. Tanto lo bueno, como lo malo.

Personalmente me ha parecido una consulta bonita desde el punto de vista humano. Pero mirándolo desde el punto de vista científico, y atendiendo a mis gustos en el paciente agudo grave, he echado de menos el "aquí y ahora". Se ve mucha más patología de la que en realidad creía, pero bien es verdad que aun así, sigo viéndolo con poca acción para mi gusto.

Después de las dos primeras semanas con el médico de familia, pase la última semana en la sección de Pediatría. Como ya he dicho en anteriores ocasiones, es La especialidad que me apasiona, por lo que tenía muchas ganas de conocer la salida laboral más asequible después de terminar la residencia, que no es otra que el ambulatorio. Entré con miedo sabiendo que podía llegar a hacerme dudar otra vez sobre si era o no la especialidad que yo tengo tan clara, y aunque no me ha apasionado la visión del centro de salud, no me ha quitado la idea de terminar haciéndola.

Otra vez, es una consulta variada, en la que se ve sobre todo patología infecciosa (en su mayoría patología "banal", no os voy a engañar) y osteoarticular. Además, he conocido lo que siempre me había mencionado como "El control del niño sano". La idea que me llevo es que consiste en hacer una vigilancia longitudinal del proceso de maduración del niño, viendo si crece o no crece, si gana peso o no, si tiene un correcto desarrollo psicomotor o por el contrario se estanca en algún momento, y sobre todo llevar a cabo la vacunación. Puede parecer una "medicalización de un proceso normal", pero yo prefiero enfocarlo como un estudio detallado del niño que permite detectar de manera temprana, y ponerle solución, cualquier proceso que pueda comprometer su maduración y desarrollo. En definitiva, ha sido entretenido ver la relación del pediatra con niños que conoce (algo que en el hospital es más difícil) y con las temidas madres. En este caso, lo que más me ha llamado la atención, es lo diferente que es la actitud de los padres con el pediatra de atención primaria respecto a los del hospital, ya que en el primero depositan por lo general bastante confianza, mientras que el segundo es un tío/tía con bata blanca que aparece en un momento de estrés para ellos, y que es un completo desconocido que se va a hacer cargo de su "cachorro".

Como conclusión, solo puedo decir que, a pesar de que se me ha hecho una rotación larga y a mi gusto un poco coñazo
, es una rotación necesaria en la formación de todo médico. No solamente por aportar un punto de vista que para alguien puede resultar tremendamente atractivo, sino porque además nos ayuda a hacernos una idea a todos de cómo funciona la otra cara de la moneda y de a qué se enfrentan en otros escenarios diferentes al hospital.


A.

4 de febrero de 2014

Simulacro 3

Tras un fin de semana dedicándole horas a leer en internet los distintos puntos de vista sobre cómo fue el #2MIR14, y leyendo en el blog de GangasMIR las conclusiones que va sacando sobre la distribución de la población de examen, me siento delante del ordenador pra contar por aquí como me fue el tercer simulacro.

Los que os preparéis en mi misma academia pensaréis "Un poco tarde ¿no?". No voy a ser yo quien os quite la razón. Lo que pasa es, que si terminé exámenes un viernes por la tarde, la mañana de ese mismo sábado tendría que haberme levantado temprano para estar en la academia a las 9.00h haciendo un examen de cinco horas. Y eso, como podréis imaginar, es un criterio de exclusión directo para desplazarse y hacerlo en la sede.

La verdad es que todos mis compañeros que ya lo habían hecho me hablaban de que esta vez el simulacro era mucho más difícil que el anterior, y que acabaron desesperados, haciéndolo mucho peor que en las dos ocasiones anteriores. Por ello, he ido retrasando el momento, pero viendo que dentro de poco se me echa encima el cuarto simulacro, decidí que no había mejor momento para hacerlo que el domingo postMIR.

Fijo la misma hora que la academia. "Empezaré a las 16,00h.", me digo. Por eso mismo, me preparo un café con el que intercambio los últimos minutos antes de dedicarle la tarde del domingo a un "planazo" como éste. Me resigno, preparo el escenario, y comienzo la función. Desde el primer minuto intento tomármelo mucho más en serio que en el simulacro 2, y me preparo la mesa como si del examen se tratase. Me marco los tiempos y sigo las indicaciones de siempre. Me topo con las primeras preguntas con tan mala suerte de que se trata del bloque de Psiquiatría "¿Puuur qué?". Decido que contesto como siempre, arriesgándome prácticamente en todo. "Te han dicho que te la juegues en casi todas ahora y aprendas a lucharlas." Sigo pasando de bloque en bloque y después de pasar por una Hematología que me revuelve las tripas, empiezo a ver que lo estoy llevando mucho más centrado que el anterior "No tengo ni puta idea de nada de lo que estoy contestando, pero bueno, por lo menos sigo sentado y aun no he atracado la nevera". Paso a la plantilla cuando llego a las cincuenta preguntas y continúo con las siguientes cincuenta. Me noto fresco y decido hacer las de reserva antes de hacer parada por el baño y refrescarme la cara.

Sigo respondiendo tras un breve descanso y veo que las cosas van yendo con relativa fluidez. Controlo los tiempos, me la estoy jugando a base de descartar una o dos respuestas, y aun no estoy demasiado cansado. Sin embargo, a medida que avanzo empiezo a notar los efectos de la silla "¿Me está saliendo una úlcera por presión?". Me muevo y veo que no, ni un poco de eritema. Se me han dormido las piernas, pero me digo a mi mismo que no debo levantarme. Prevengo la trombosis moviéndolas un poco, e intento volver a las preguntas "¿Cuántas faltan?". Ahora sí, empiezo a flojear. Los bloques se me hacen eternos. Las preguntas que antes, a pesar de no tener ni idea, me invitaban a responder, ahora me hacen dudar si respondo o no. Tacho más por intuición que por certeza científica. "Ha llegado el momento" me levanto y abro la nevera. Encuentro unas suculentas pastas que una buena amiga había osado dejarme en casa el día de antes. "Lo siento páncreas, pero te toca currar después de lo que te voy a echar". Me como todas como si no fuese a comer hasta final de mes. Pregunta. Pasta. Pregunta. Pasta. Pregunta. Pasta. Y así, hasta que acabo las pastas, que no las preguntas.

Va quedando menos, y después del pico de glucemia, me noto un poco más fresco. Ya solamente me quedan unas 20 y las imágenes. Miro el reloj y me sonríe. Nos vamos haciendo amigos en lo que a simulacros se refiere. Contesto con soltura algunas preguntas, y otras sin embargo me requieren más tiempo. No entiendo bastantes, pero descartando con algunos trucos de la academia creo que voy acertando alguna que otra. Termino el último bloque, lo paso a la plantilla y me centro en las imágenes. "No las mires, sin ellas dicen que se puede" "Ummm, ni idea" Miro la imagen "Ummm, ni idea". Dejo las dos primeras en blanco y continúo con las últimas veintiocho preguntas de todo el simulacro. Llego al final, las paso y me doy una palmadita en el pecho. "Muy bien chaval, así me gusta".

Pasa un rato y mientras paso la plantilla, pienso que a pesar de que me ha parecido más dificil que los dos anteriores, me he notado más centrado. No he logrado aguantar la concentración al 100% durante todo el simulacro, pero siento que he durado más tiempo con la atención semi-centrada. Termino de pasar la plantilla y me alegra el resultado. Sé que de momento no es nada relevante, pero a nadie le amarga un dulce. Miro por asignaturas y veo que generalmente todas tienen peores puntuaciones que en el simulacro anterior (el más fácil de los tres hasta el momento), pero con un matiz. Algunas asignaturas que he ido viendo a lo largo de estos meses en la academia reflejan un aumento progresivo desde el primer simulacro hasta ahora. No es nada exagerado, pero sí suficiente como para que me dé cuenta "Otra palmada en el pecho por lo bien que lo hemos hecho".

Decido que es hora de ponerle fin a esta condena y apago el ordenador, cerrando hasta el viernes todo contacto con mi preparación para el MIR, pero sin perder de vista los resultados provisionales que van publicándose sobre esta convocatoria. Y es ahí, justo en ese momento, cuando me doy cuenta de que ahora sí, somos los siguientes de la lista.


A.