29 de abril de 2014

Requiem por "el estudiante"

Hoy me siento delante del ordenador y me pongo a buscar palabras que definan como me siento. Me paro a pensar, y la verdad es que no encuentro ninguna que defina con exactitud lo que me produce pensar que mañana será mi último día como estudiante en el hospital.

Por una parte me produce una alegría desmesurada ponerle fin a la etapa como estudiante, que me ha proporcionado la base para poder seguir construyendo en los años que vienen por delante. Me alegra pensar en lo que viene después. Me alegra imaginar que desde mañana ya no seré "el estudiante de cuarto/quinto/sexto que viene a hacer prácticas". Me alegra saber qué es lo que quiero hacer y cómo quiero hacerlo el día de mañana. Me excita pensar que, dentro de un año aproximadamente, sere yo quien esté al otro lado, aprendiendo de un modo similar y diferente al mismo tiempo.

Por otra parte, sin embargo, me entristece pensar en lo que estoy cerrando. Me entristece pensar que será la última vez que compartiré los desayunos de media mañana con los compañeros de siempre. Me entristece abandonar el hospital en el que hice mis "primeros pinitos". Me entristece dejar atrás a la gente que confío en mí por primera vez. Me entristece decirle adiós a la cómoda vida de estudiante, en la que tienes la seguridad de estar amparado en todo momento bajo la protección de un mayor.

Posiblemente esté parco en palabras, pero como ya dije al principio, encontrar el modo adecuado para despedirse de algo nunca es fácil. Solamente me quedo con el pensamiento de pensar que gracias a todo lo que dejo detrás, podré llegar a ser lo que quiero en un futuro inmediato.





Hasta pronto, CPH.


A.