31 de enero de 2014

La suerte de tu esfuerzo

Ya está. Ya lo has hecho prácticamente todo. Después de ocho intensos meses de estudio, puedes cerrar el último manual y saber que mañana te levantarás y no tendrás que hacer nada más que templar los nervios. Lo has hecho, y muy bien.

Seguramente empezaste este camino sin saber a donde te llevaría. No hablo del MIR, sino de la medicina. Comenzó en 2007, hace algo más de seis años. Aun no te conocía, pero sabiendo como eres ahora, estoy seguro de que llegarías ilusionada a tu primer día de universidad, nerviosa, esperando qué es lo que te ibas a encontrar. Empezaste con fuerza y con ganas, sabiendo que las cosas no siempre saldrían bien a la primera, pero que finalmente todo iba a ir bien. Tu constancia y tu esfuerzo te hicieron dejar atrás los cursos de la carrera uno tras otro, y ya entonces empezaste a oír hablar de un tal MIR. "Queda mucho" pensarías. "No veo que vaya a llegar nunca". Llegaste a tus años clínicos y te encontraste con lo bonito de la carrera. Los pacientes, mayores y pequeños; las prácticas del hospital, conocer diferentes servicios y muchísima gente con la que te has cruzado a lo largo de estos años... Empezaste a disfrutar del estudio sin darte cuenta de que, muy poco a poco, el tiempo pasaba como sin llamar la atención, para terminar llevándote al último curso de la carrera. Y así, sin darte cuenta, llegaste hasta sexto ¡Que mayor!.

Empezaste la academia como un juego. Sabías que el examen se acercaba, pero aun estaba muy lejos, por lo que decidiste no mirar al MIR a la cara y seguir centrándote en otras cosas, que es lo que tocaba hacer por aquel entonces. Terminaste sexto y te licenciaste. Todos los que estábamos a tu alrededor estábamos orgullosos de ver hasta donde habías llegado. Los que te han acompañado toda la vida y los que, como yo, tuvimos el placer de encontrarte en el camino. Tu esfuerzo, tus ganas y tu sacrificio se vieron recompensados y tenías tu título en la mano ¡Eres médico!

Después llegó El verano. Ese temido verano que todos tarde o temprano decidimos cruzar. El verano del estudio. El verano del MIR. El verano en el que pones en orden tus prioridades, y eliges qué camino vas a tomar ahora que has cerrado el primer nivel del juego. Tu prioridad: hacer el MIR y especializarte. Y para ello, una vez más, haces acopio de ganas y esfuerzo y te pones a estudiar cuando lo lógico sería celebrar tu título y tu esfuerzo ¡Menuda campeona!

Pasas un verano duro, dándole la segunda vuelta a un temario que resulta por partes familiar y por otras no tanto, imagino. Haces simulacros, los corriges y vas viendo como el esfuerzo da sus frutos y recoges las netas que has ido sembrando. Cuántas veces nos habrán hablado de percentiles a lo largo de la carrera y qué poco nos importan hasta que llega este momento, ¿verdad?. Empiezas la tercera vuelta algo nerviosa. Es ahora cuando se supone que vas a ver los resultados de tu trabajo durante el verano, sabiendo que solamente queda darle un par de repasos al temario. Sigues con entereza y tiras hacia delante.

Se acercan las Navidades, y donde todo el mundo ve una época de relajación y festejo, tú sólo ves lo cerca que estás de aquello que empezó a sonar a medio camino. Se acerca el día D. "¿Lo habré hecho bien?", te preguntas. Dejas atrás el año 2013 y la tercera vuelta y empiezas con el sprint de los últimos 25 días. Una cuarta vuelta plagada de cosas que hacer y acompañada de mucha incertidumbre. Se acerca poco a poco el temido día y ves es final del juego demasiado cerca. Por una parte sientes ganas y por otras pánico. Te dicen "ya queda menos" y no sabes si eso es bueno o es malo. Y de esa forma llegamos hasta aquí, el momento de cerrar el último manual y respirar profundamente sabiendo que ya está.

Solamente me queda desearte toda la suerte del mundo, aunque la suerte sólo hace falta cuando no se cuenta con más apoyo. Tú cuentas con el apoyo de tu esfuerzo, de tu sacrificio, y de tus ganas de sacar adelante todo lo que te has propuesto a lo largo de estos últimos meses. Cuentas con el apoyo de toda la gente que estamos detrás de ti, que confiamos en ti y que sabemos que mañana llegarás al examen y lo harás lo mejor que sabes para, en un par de meses, elegir esa plaza que pondrá fin a un largo proceso en el que has peleado como una auténtica campeona por convertirte en la médico que quieres ser.



A.

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