1 de junio de 2013

Rotando, que es gerundio!

Después de haberme pasado algún tiempo sin postear nada, vuelvo con el descanso que da el haber estado dos semanas sin despertadores ni horarios de estudio, sabiendo que desde el viernes 17 de mayo que acabé el último examen, hasta principio de septiembre, estaré es un estado que no conocía desde el verano de antes de empezar la facultad: VACACIONES. Cierto es que todos los años sin excepción he podido descansar algunas semanas en verano, pero siempre con el pensamiento de "tengo que empezar a estudiar para septiembre...".Pero este año eso se acabó. Por fin un verano que verdaderamente es tal y como eran antes de empezar la carrera.

Teniendo tres meses de vacaciones lo primero que pensé fue, ¿qué demonios voy a hacer con tantísimo tiempo, cuando ya había perdido la costumbre de no tener nada que hacer?. Puede que suene extraño, pero al fin y al cabo, después de cuatro veranos con alguna asignatura pendiente, se me ha olvidado lo que se hace cuando no hay nada que hacer. 

A raíz de esto, y como buena enfermedad que supone estudiar esta carrera, he decidido invertir uno de los meses en hacer una rotación de verano en la UCI Pediátrica en un hospital aquí en Madrid. Como los dos veranos anteriores, quiero dedicarle un mes a realizar estas prácticas que, además de aprender mucho más que en nueve meses de curso ordinario, me permiten convalidar créditos de libre elección. 

"¿Por qué?", me pregunta mucha gente. "Es tu último verano, ¡aprovéchalo!" dicen otros cuantos. Pues bien, la verdad es que no es fácil de hacerle entender a alguien que, después de nueve meses de curso, con dos jornadas de exámenes que han sido extenuantes, prácticas todos los días en el hospital y otras muchas actividades que acarrea el día a día de la carrera, aun me quedan ganas de rotar durante el mes de junio por este Servicio. Hay veces que ni yo lo entiendo. En cuanto a aprovechar el último verano, creo que con dos meses de vacaciones tengo más que de sobra para descansar, pasarlo bien y coger fuerzas para lo que viene después. 

Sabiendo que esto de rotar en verano es una práctica bastante habitual en mi facultad, llego a la conclusión de que no sabemos estar sin hacer absolutamente nada. Desde que iniciamos la etapa hospitalaria de la carrera, ésta empieza a convertirse en una droga que nos hace cada día un poco más adictos. No quiero decir que no sepamos tener cosas más allá de la Medicina, pero sí es verdad que le empezamos a dar una importancia a nuestro aprendizaje que antes no le dábamos. Nuestras conversaciones entre compañeros suelen abordar algún caso interesante que hemos visto, o alguna anécdota que nos ha ocurrido con algún paciente. No suelen suponer el tema central de nuestras conversaciones como mucha gente piensa, pero si es una verdad innegable que en la práctica totalidad de las ocasiones se acaba haciendo alguna mención a algún tema hospitalario. 

Que no se me entienda mal. No quiero que se piense que somos una especie de ratas de hospital sin más vida social que la que nos brinda una historia clínica. Es verdad que cualquiera que lea esto puede pensar "menudo tío, todo el día con la Medicina. No tiene vida más allá" y posiblemente no comparta mi manera de verlo, pero estoy convencido de que no es incompatible mantener una vida social aceptable con interesarte tanto por tu aprendizaje como para llevarte a invertir (y no gastar) un mes completo de vacaciones en una experiencia así. 

De lo que sí estoy convencido al 100% es de  que es una profesión que te acarrea tanta dedicación personal, que acaba formando una parte muy importante de tu persona y que, aunque la gente no lo comprenda, acabas pensando siempre qué, cómo y cuándo vas a aprender algo nuevo. 



A. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario