14 de enero de 2014

La gran enemiga

Creo no equivocarme si digo que todos los estudiantes tenemos siempre una asignatura que odiamos. Una asignatura que parece que nunca va a desaparecer. Aquella que recordamos con miedo y de la que oir sólo su nombre nos pone los pelos de punta. En mi caso lo tengo claro: Bioquimica.

Nuestra historia comienza en 2008. Yo, un apasionado de la Biología de segundo de bachillerato, entraba en Medicina sabiendo que los primeros cursos eran de "ciencias básicas", entre las que se incluía Ella. La ilusión me cegaba la razón y yo empezaba las clases con el ánimo de disfrutar de una asignatura interesante, creyendo que iba a ser lo más "médico" que fuese a estudiar durante el primer cuatrimestre. La docencia creo recordar que no empezó mal, pero a medida que evolucionaba y un señor que convivió con especies ya extinguidas, me contaba que una mitocondria era como una sandía, la cosa se empezó a poner fea.

Nuestro amor duró lo que tardé en entrar en Su laboratorio. Las prácticas durante el primer curso duraban una media de 4 horas, por lo que entramos en una monotonía que apagó la llama que no se podría volver a encender ni con el mechero Bunsen. Desde ahí fue un declive, escalón a escalón. No entendía nada. No había forma de comprender por qué tanta información, tan inconexa, tan específica... Nunca entendí todas las pruebas y test de laboratorio que me obligó a hacer. Nunca entendí por qué me trató tan mal cuando yo verdaderamente estaba por la labor de darle toda mi entrega.

Llegó el momento de examinarse, y tras unas Navidades en las que aprendí lo que era estudiar de verdad,  decidí que lo mejor era tomarse un tiempo entre nosotros y poner distancia de por medio. Decidí que mejor en septiembre. Visto a posteriori me parece una mala opción, porque si tenía la esperanza de que el calor veraniego avivara nuestra llama, estaba completamente confundido. Llega el examen de recuperación y conseguimos llegar a un aprobado de mutuo acuerdo.

No contento con haber tenido que sufrir su continua presencia durante los dos cuatrimestres de primero, llega el segundo año y vuelve a por mi. No me encuentro preparado para este reencuentro, por lo que las cosas salen mal y volvemos a tener nuestra historia de verano. Sin embargo, sabiendo que es el último año puramente preclínico, olvidamos nuestras diferencias y nos dejamos aparcados el uno al otro. Parece que ya está, y seguramente en condiciones normales sería así, pero mi universidad tiene establecido que volveremos a vernos las caras en sexto curso. Acabo de terminar el segundo curso y veo tan lejos sexto que ni me preocupa volver a tener que vernos. Seguramente cuando llegue el momento, estaré preparado y actuaré con la madurez suficiente con la que actúan los adultos hechos y derechos cuando se encuentran con antiguas parejas. Pensé.

Y una vez más, pensé mal.


Llega este año: sexto. El temido reencuentro se presenta de manera súbita tras mucho tiempo desde la última vez. Voy tranquilo y sin prejuicios, sabiendo que Su presencia ya no tiene por qué incomodarme. Con la de cosas que tengo que hacer este primer cuatrimestre, más a nivel personal que académico, decido que nuestros encuentros serán esporádicos, y más bien pocos. Terminan Sus clases y y solamente queda Su examen. Ahora vuelve el tembleque.

Se me había olvidado el odio que la tengo y la repugnancia de su presencia. El ambiente se vuelve enrarecido cuando ella está delante. Me hace sentir incapaz de conseguirlo. Me hace dudar de mi mismo y me trae recuerdos más bien amargos sobre mi índice de suspendos a principios de la carrera. Me provoca náusea pensar que, por culpa de cuatro científicos descerebrados, tengo que estudiarme tropecientos factores de transcripción y otros tantos mecanismos de regulación de la expresión del genoma humano para saber qué coño es la diabetes y cómo funciona a nivel bioquímico. Aun así, hago de tripas corazón y lo intento, procurando no alargar más el día en el que, por fín, no vuelva a saber de Ella.

Hoy, día 14 de enero de 2014, he tenido Su examen. La verdad es que nos hemos comportado con madurez. Yo por mi parte, estudiante de último año, creo haber cogido maña en esto de examinarme, y he aprendido de errores anteriores. Ella, por la suya, ha estado bastante comedida. No ha tenido salidas de tono como en encuentros anteriores, o por lo menos no tantas. Creo, y espero, que esta sea la última vez que tengamos que vernos las caras.


A.


4 comentarios:

  1. Hola!!
    Llevo tiempo leyendo tu blog, pero con esta entrada no he podido evitar comentarte porque me he tenido que reír un montón!!jajajaja me siento muy identificada con tus palabras, pero mi historia de enfrentamiento personal es con la AP. Yo soy de Málaga y ya en 1º y 2º de carrera con citologia e histologia me fui dando cuenta de que las células no eran lo mío. Y entonces llego 3º con AP general, que la llevé a septiembre y la volví a suspender, 4º con AP especial (en este curso me fui de erasmus y me quité ambas de en medio), y ahí creía ilusa que no volveríamos a vernos. Pero llegó oncología en 6º, que aquí nos las dan 3 departamentos distintos y...sí!uno de ellos era AP! Horror y sufrimiento!
    Ahora estoy a unos días del MIR, y afortunadamente el peso de la AP aquí es irrisorio (tb el de bioquímica, puedes estar tranquilo). Mucho ánimo con sexto, sientete muy orgulloso porque todos sabemos que no ha sido fácil, medicina no es un camino de rosas pero desde aquí puedo decirte que con todo y con eso, MERECE LA PENA. Este año será duro para ti, pero no te olvides de disfrutarlo, que te graduas!!! Y sobre todo manten siempre en tu cabeza que todo este esfuerzo es para en muy poco tiempo ayudar a gente con tus conocimientos, ese es nuestro verdadero objetivo como médicos.
    Ánimo y sigue con tu blog!
    Saludos de una casi residente :)

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    1. Hola María.
      Lo primero, me alegro de que te pases por aquí de vez en cuando. Empecé el blog como un medio de dispersión, pero la verdad es que poco a poco, y sabiendo que hay gente que lo lee con relativa asiduidad, me encuentro con ganas de contar todas las cosas que se me vienen a la cabeza!

      La verdad es que lo de las asignaturas que se atraviesan es una jodienda importante! Y mucho más si, como en nuestro caso, tenemos que encontrarnos con ella una y otra vez. Por suerte, salió la nota de Bioquímica y conseguí quitármela de encima a la primera, por lo que puedo decir que nunca más estudiaré bioquímica!!!

      Por último, gracias por tus consejos y sobre todo MUCHA SUERTE EN EL MIR! Ya has hecho todo el trabajo, ahora solamente queda recoger la siembra;)

      Un saludo de un casimédico

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  2. Hola! Estoy en primero y creo que, con la experiencia de este cuatrimestre voy a seguir odiando bioquímica también. Traté de cogerla con gusto las primeras clases, pero llegó ese profesor que dices, y con razón, que vivió con especies ya extinguidas XD, y desde entonces ha sido como una cuesta arriba interminable. Aún me queda saber la nota pero me veo con ella otra vez en junio. Ahora las prácticas no duran tanto, como mucho dos horas y son bastante amenas, es lo único que me gusta.
    Con tu experiencia ¿de verdad es tan importante la bioquímica?
    Suerte con el MIR!!!

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    1. Mi experiencia con Bioquímica es bastante subjetiva, pero la verdad es que se termina sacando. En realidad no sé si sirve de mucho la bioquímica. Es verdad que ayuda mucho a comprender ciertas cosas de fisiopatología de cursos superiores, pero en la Autónoma son muy "de laboratorio" y creo que le dan más importancia de la que realmente tiene. Creo que es necesario darla, pero no tan extensa como nos la dan.

      Mucho ánimo, que ya verás como las cosas terminan yendo mejor de lo que esperas! Y como consejo, no te dejes guiar demasiado por los comentarios de compañeros de años pasados (como yo). Guíate mejor de tu experiencia, porque a mi, las asignaturas que más me agobiaron, fue por culpa de comentarios de gente de cursos superiores que decían "es imposible aprobar a la primera". Cada persona es un mundo y no todo el mundo tiene las mismas facilidades, y lo que a uno le parece muy fácil a otro le parece imposible y viceversa.

      Ánimo!

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